Por: Sam Colop
Maldición la que le ha caído al país con el incompetente Álvaro Colom. Primero fue su reconocimiento implícito a no poder combatir la delincuencia y recomendó aguantarse; luego, a los que no viajen en el Transurbano, que se cuiden.
Con lo de la mina Marlin, el Gobierno anuncio hace más o menos un mes que suspendería las operaciones de dicha empresa en San Miguel Ixtahuacán y Sipacapa, San Marcos, derivada de una solicitud de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); y como que si nada Marlin sigue trabajando, publicando anuncios por radio y prensa, y perjudicando la salud de los habitantes de la región. La CIDH no le pidió un favor a Álvaro Colom, el necio, pero por lo visto este señor no hay manera de que entienda. De esa cuenta, la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, y el arzobispo de San Marcos tuvieron que accionar en contra del Ejecutivo.Respecto de lo de Perenco, Colom no ha de mentir cuando dice: “Ahora Guatemala tiene una pareja presidencial que la mitad es petenera (refiriéndose a su esposa Sandra Torres). Por eso hace que el corazón del presidente sea del Petén” (elPeriódico 25/7/10). Es decir, Colom actúa con el corazón, no con la razón. La ampliación del contrato por 15 años más fue firmada por Colom en decisión con el Consejo de Ministros con algunos votos razonados y anunciada públicamente el viernes recién pasado. Aquí, contra todo consejo técnico, después de saber sobre el derrame de petróleo en el Golfo de México, que en el Ecuador inicia el proyecto de conservación Yasuní-ITT en la Amazonía de aquel país y que para Guatemala un grupo de diputados del parlamento alemán ofreció la creación de un fondo compensatorio para no prorrogar la ampliación de ese contrato que replicaba lo ocurrido en el Ecuador, pero todo fue por demás. A Colom, el necio, ¿a saber con cuánto se le untó las manos para preferir estar en contra del medio ambiente? Las regalías en general no creo que lleguen al 20 por ciento como en el Ecuador en áreas no protegidas y por eso el gobierno de Correa exige una renegociación a las petroleras; aquí, en cambio, Perenco hasta tiene costos recuperables. El cinismo de Colom es tal que pidió a ambientalistas no manifestar en el parque central y que con mucho gusto los atendería en parques y reservas naturales de Petén. Como él viaja vía aérea y a veces en transporte de sus patrocinadores, ¡ni modo! En ese caso, mejor que traslade su oficina al Petén porque entre más lejos mejor y menos estorbo causa al país. Por eso digo que aparte de cobarde, es cínico y necio, y esto no es una falta de respeto, porque el respeto se gana, no se impone ni viene de la Constitución que el propio Colom parece desconocer.